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domingo, 31 de agosto de 2008

ESTADO DE COMA

Fotografía de Guillo Martillhoz DR. 2003


El fin de la infancia. Ahora vivimos en un estado de coma permanente, no podemos respirar, sentir, hablar, caminar y ni dormir por nuestra propia cuenta. No se trata de si vivimos bajo una bella dictadura o una cruel democracia, ni mucho menos si hemos tenido un grave accidente para decir o saber de nuestro coma. Se trata de la muy avanzada deshumanización a la que nos conducimos por voluntad propia.

La voluntad propia. Ahora dependemos del aparato, del Aparato y la común unión de ambos para que nuestra existencia tenga al menos un poco de sentido. ¿Qué sería de la “Niña Bloguera y sus “artistas” seguidores sin esos dos elementos que se escriben igual y no son lo mismo? Cada vez somos algo más parecido a un número o a una lista, a un nombre rebuscado como cuenta de correo electrónico o a un enchufe eléctrico. Es divertido ver a la gente hablar por su teléfono móvil, pertenecer a alguna lista de esas donde pones tus fotos y dices qué o quién eres casi soñando en el amor, la fama, la fortuna o si algún dios leerá tu perfil. Vivimos en un estado de coma, con un Estado en coma casi permanente, conectados a una máquina. El fin de la infancia.
¿Quién se quiere desconectar?

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