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martes, 25 de noviembre de 2008

ÉL

Foto de Guillo Martillhoz DR. 2008
Fuera del ring o cuadrilátero, si yo decía ‘alto’ él se detenía. Lo mismo si de mi boca salían ordenes como izquierda, derecha, arriba o abajo. Una vez dentro del cuadrado su naturaleza de "rebelde" afloraba como espectáculo de fuegos artificiales de restaurante de comida chatarra… aunque a él le gustan mucho esos productos que son casi pollo o casi vaca… en el ring, como dije, esa naturaleza de indisciplina, desobediencia y actitudes afines eran el motor de mi sonrisa y de mi alegría interior: yo haría lo mismo si alguien pretende darme ordenes en función circense o por beneficio ajeno a mis intereses.
No es que la anarquía nos conduzca la cabeza a ambos, no. El ser rebelde implica una gran responsabilidad y siempre surge de una primigenia concepción burguesa de la sociedad, pero después, esa rebeldía responsable se convierte en revolución y por tanto nos hacemos revolucionarios. Él y yo, nos movemos por ese espíritu rebelde. Muchos dicen que son anarquistas, revolucionarios, patriotas o independentistas pero ni siquiera tienen conciencia de clase, nunca han leído el ABC, prefieren lo foráneo o su pasaporte dice su nacionalidad y no su independencia.Fuera del ring hizo lo que acordamos que haría dentro. Una vez iniciada la “competencia” nos despreocupamos de la raza, del pedigrí, del tamaño y todas esas estupideces que son el reflejo de la sociedad, e hicimos nuestro papel: rebelarnos.